dimarts, de maig 30, 2006

Rêves


" Muchos ni siquiera luchan. Si se caen al agua, no bracean.Ninguno sabe nadar, se ponen nerviosos, los subsaharianos ni siquiera luchan por salvarse si se caen al agua, se quedan quietos y se dejan hundir en las profundidades del océano, como una aceptación irracional y prematura del final destino humano.Yo he oído a esta gente decir que no tienen miedo a perder nada porque no tienen nada que perder, ni siquiera la vida” .

(relato de un joven voluntario de Cruz Roja en Tarifa)

Uno no puede dejar de asombrarse por todo esto, pero quizá no se trate de algo racional, o al menos, no para alguien de nuestra cultura.

Intento imaginar la reacción ante el oceano de alguien que nunca haya visto el mar, pero no puedo, del mismo modo que alguien nacido y criado en Europa o cualquier otro pais del llamado primer mundo tampoco puede imaginar como es vivir en medio del desierto en una absoluta pobreza. O cómo es llegar a este supuesto paraiso en una pequeña embarcación viendo las luces de Gibraltar a los lejos, como una guirnalda, con ecos de fiesta y música en medio de la noche.

Con una esperanza blanca en la mirada, y una inmensidad negra alrededor. Llorando por culpa del miedo frío, nervios, -muchos nervios-, quemaduras por la mezcla del combustible con agua salada y dolor de cabeza. Niños, mujeres embarazadas después de ocho horas de viaje en un cayuco o patera. La angustia hace infinita la distancia. Y sin embargo estamos al alcance de la mano, y sin embargo en unas horas nos separan los siglos.

Un petate atado con cinta de embalar en el que llevan ropa, frutos secos, a lo mejor garbanzos secos, y el teléfono móvil para llamar a las mafias que los explotarán, como todo equipaje. Y sin embargo flota un nido de sueños en una patera. Una culpa que nunca es de nadie empuja, y el mar siempre se enluta de juventud africana segada prematuramente. Si el agua cobra en vidas, el océano social mata conciencias. Desde vuestra orilla no pueden verse cuantas miserias humanas se esconden entre el brillo de las luces.

A diario vemos, leemos y oímos notícias como "Hoy han llegado a nuestras costas...", "La llegada masiva de cayucos en los últimos días..." y similares. Cual es la nuestra reacción ante tales noticias? Dejamos que nos informen solo con cifras? Somos capaces de poner nombres a cada uno de los miles de inmigrantes y una historia, sus verdaderas historias de vida?

Hace ya unos dias pensé en escribir sobre este tema y hoy lo teneis aqui.
La solución no solo depende de "crear leyes o políticas de inmigración"...también depende de nosotros. No les cerremos ese sueño.

Eli.